miércoles, 4 de julio de 2007

Tomandonos un cafe!

Aquí la verán un poco cansada, pero les digo desde ante mano que esta muy contenta.

Con todo a tiempo la recibimos en el aeropuerto, llena de emociones, y asustada despues del desagradable aeropuerto de Madrid!

Con maleta a cuestas, tuvo que buscar su camino a Paris, por mas de dos horas, casi perdida por el aeropuertos que se cae a pedazos.

Gracias a la ayuda de una "buena chilena", vecina de Valparaíso, Mama Tello pudo recuperar el aire y esperar tranquila otro par de horas, por el vuelo que la llevaría a la ciudad del amor “mariama y cristina”!.


Mariama y yo la esperamos con gran alegría, y la estamos disfrutando de su compañía.


Las horas se nos hacen pocas, para hablar del pasado, y del presente. Muchas historias que contar, desde cuando yo tosía dramáticamente por las noches cuando me daba bronquitis, hasta el recuento de toda la familia que mas de 50 serán.


Mariama le hace preguntas, y le explica todo con detalle (con mucha mas paciencia que a mi!)


PS: apropósito, celebramos su cumpleaños también!

Conocimiento del Terreno

Siempre es bueno saber donde esta uno parado. Al segundo día de estar en Paris, mi madre hizo un reconocimiento de terreno. Lo primero fue visitar la “mejor” panadería de Paris (esa que esta detrás de mi mama y yo) tal como se lo dijo Alejandra.

Ese mismo día nos fuimos a la marcha del “orgullo gay”, donde mi madre se encontró con todos esos locos que están en el mundo al que pertenecemos. Nos encantan las celebraciones gay!

Mi madre lo mira todo, lo huele todo, lo siente todo. Cada paso es una novedad, y para mí una satisfacción. La vida tiene sus cuestas, y ahora estamos en bajada.

Es reconfortante poder estar tranquila, como competa. La familia hace bien, y los olvidos y perdones por el pasado también. (ustedes me entenderan)

Nueva piel!

Antes de comenzar cualquier actividad turística, había que ponerse a toque con la belleza de Paris.

Las tres, Mariama, Mama y yo nos dimos de baños de María para soltar toda la “impurezas” que uno acumula con el stress, el tiempo, y los malos ratos.

Paso a paso fuimos descubriéndonos las caras, limpiando impurezas, sintiendo nuestra verdadera piel a tacto puro y sedoso de las historias que hay por contar.